El amor no es lo más importante

Escuche el otro día al Rabino Manis Friedman de Chabad hablar acerca de las relaciones de pareja y las relaciones con los hijos, y el decía algo que para mi fue muy enriquecedor: un sentimiento más importante que el Amor es la Vulnerabilidad.

Cuando nos declaramos vulnerables ante la otra persona, aceptamos que no somos suficientes. Eso no significa que aceptemos que podemos ser heridos, esa es la debilidad de la vulnerabilidad.

La belleza de la vulnerabilidad es la aceptación que nuestra existencia no está completa sin la otra persona, que la necesitamos para sentir que estamos completos, que somos uno.

Somos autosuficientes, podemos lograr las cosas por nosotros mismos, por nuestros medios, no necesitamos ninguna ayuda, pero NO SOMOS Suficientes (parece una paradoja decir que “somos autosuficientes pero al mismo tiempo nuestra existencia SOLOS no es suficiente)

Y a eso se refería D-os con “no es bueno estar solo”, porque estar solo, existir solos no es suficiente, una vida de soledad no es buena no importa lo perfecto que podamos llegar a ser.

El amor puede ser muy controlador, consumidor, podemos llegar a tragar la vida a través del amor, las personas pueden llegar a situaciones extremas cuando vuelven al amor el centro de su vida o su relación.  Algo que hoy llamamos “amor tóxico”.

La vulnerabilidad nunca es tóxica, es una aceptación plena de que somos débiles ante otros que debe ser correspondida con respeto, importancia, y admiración y genera amor real. La vulnerabilidad es un generador de sentimientos impresionante.

Cuando aceptamos nuestra vulnerabilidad ante la otra persona comenzamos a generar respeto por ella, la respetamos porque esa persona se vuelve importante para nuestra existencia, no solo “amable”.

Amamos al otro porque es importante para nosotros y porque reconocemos que la necesitamos para estar Completos, no la consideramos importante porque la amamos.

Vulnerabilidad no nos hace débiles, por el contrario nos hace fuertes. Vulnerabilidad es aceptar que no estamos completos sin la otra persona, es declarar que encontramos nuestro “besherte”, nuestra otra mitad. Tal y como D-os reconoció que a pesar de toda su majestuosidad y poder, a pesar de toda la grandeza de su obra, en el sexto día de la creación, reconoció que sentía que le faltaba algo y creo a “Adam”. D-os nos ama porque reconoció que nos necesitaba para completar su obra, somos importantes para completar la creación.