Ser Completo: La Promesa que HaShem Nos Hace para Vivir con Confianza - Acharei Mot/Kedoshim.
- Luis Alfredo De la Rosa
- hace 4 días
- 5 Min. de lectura
Esta semana leemos una doble porción: Ajarei Mot y Kedoshim. Dos parashot que parecen hablar de temas muy diferentes, pero que, juntas, nos ofrecen una visión profunda sobre el alma humana, el propósito de la vida y el camino hacia la plenitud espiritual.
Ajarei Mot comienza con la muerte de los hijos de Aharón, Nadav y Avihú. Un evento misterioso y doloroso, que nuestros sabios explican como un fuego de deseo espiritual que no supieron contener. A partir de allí, la parashá se enfoca en los rituales del Yom Kipur, el día más sagrado del año, enseñándonos que incluso después de una caída, hay siempre un camino de regreso, un canal para la expiación, una forma de volver a estar en conexión con lo Alto.
Kedoshim, por otro lado, nos entrega uno de los capítulos más elevados de toda la Torah. Es un llamado a vivir una vida santa, ética, compasiva. Aquí encontramos mandamientos que van desde lo más espiritual hasta lo más cotidiano: honrar a los padres, no odiar en el corazón, no engañar, no robar, amar al prójimo como a uno mismo. Todo esto nos muestra que la santidad no es retirarse del mundo, sino vivir dentro de él con conciencia divina.
Y es justamente en esta porción donde aparece una de las frases más poderosas de toda la Torah:
“קְדֹשִׁים תִּהְיוּ כִּי קָדוֹשׁ אֲנִי יְהוָה אֱלֹהֵיכֶם”
Kedoshim tiheyu ki Kadosh Ani HaShem Elokeichem
“Serán santos, porque Yo, HaShem su Elohim, soy santo” (Vayikrá / Levítico 19:2)
Hoy quiero detenerme justamente en estas palabras. Porque en esta simple frase —tan corta, pero tan rica— se esconde no solo una orden, sino una promesa divina, una enseñanza mística, y una invitación eterna a recordar quiénes somos realmente. Un recordatorio de que si Él es Kadosh, y nosotros fuimos creados a Su imagen, entonces dentro de nosotros también habita esa santidad. Y quizás… no se trata solo de un mandato que debemos cumplir, sino de una realidad que debemos recordar.
“Kadosh” – Más allá de lo sagrado

Hace unos días, alguien me preguntó: ”¿Qué herramientas usas para estudiar hebreo?” Y más aún: “¿De verdad crees que es tan importante estudiar la Torá en hebreo?”
Yo le respondí con total convicción:
“Sí. No solo es importante estudiar los textos en hebreo, es esencial.”
Porque estudiar la Torá en hebreo no es simplemente una cuestión lingüística. Es una cuestión de alma. El hebreo —el Lashón HaKodesh— no es un idioma más; es el código original con el que HaShem creó el universo. Cada palabra, cada letra, es un canal de energía espiritual.
Le expliqué que, aunque yo no domino el hebreo a la perfección, me esfuerzo cada día, porque cuando leemos la Torá traducida, incluso con las mejores intenciones, dejamos fuera muchas capas, muchas llaves, muchos secretos. Y le conté algo que me impactó recientemente.
Estaba escuchando al Rabino Alon Anava, y mencionaba algo hermoso sobre la palabra “Kadosh” —que en español solemos traducir simplemente como santo. Pero esa traducción se queda muy corta. Kadosh es mucho más que “santo”. Es una palabra con raíces profundas, con múltiples dimensiones.
¿Qué significa realmente “Kadosh”?

En su sentido más común, Kadosh (קדוש) se entiende como apartado, diferente, consagrado. Algo que ha sido retirado del uso común para estar al servicio de HaShem.
Pero si vamos más profundo, como enseñan nuestros sabios —desde el Midrash, el Zóhar, hasta los grandes Rebes jasídicos— veremos que Kadosh no es simplemente algo separado, sino algo que está conectado a su fuente original: HaShem mismo.
El Zóhar enseña que la palabra Kadosh aparece repetida tres veces en la proclamación de los ángeles: “Kadosh, Kadosh, Kadosh, HaShem Tzevaot”, Santo, Santo, Santo es El Señor De las Huestes ¿Por qué tres veces? Porque cada “Kadosh” se refiere a un nivel de conexión:
1. Kadosh en los mundos superiores.
2. Kadosh en los mundos intermedios.
3. Kadosh en nuestro mundo, el más bajo.
Y aun así, HaShem está presente en todos. Completo en todos.
El Arizal explica que la kedushá es la manifestación de la plenitud de la Luz Divina. Cuando algo es Kadosh, no le falta nada, porque está completamente enraizado en la Fuente de Todo.
Kadosh = Completo

Y aquí viene el punto clave. Si HaShem es Kadosh, no sólo porque está más allá de lo material, sino porque Él lo es todo, y no le falta nada —entonces ser Kadosh no solo significa ser santo, sino ser pleno, ser completo.
Cuando la Torá nos dice:
“קדושים תהיו כי קדוש אני”
“Kedoshim Tihyu Ki Kadosh Ani” - “Serán santos, porque Yo soy santo.” (Vayikrá 19:2)
Podemos leerlo así: “Serán completos, porque Yo soy completo. Y ustedes vienen de Mí.”
Un cheque en blanco del Cielo
Y fue ahí que me vino a la mente una imagen muy clara. Estudiando este Pasuk/versículo, con todo lo que implica, sentí que HaShem nos estaba dando un cheque en blanco…Como si nos dijera:
“Mira, no te preocupes. No tengas miedo. No te desesperes. Porque tú vienes de Mí. Yo soy completo, y tú eres parte de Mí. Así que tú también serás completo. Te lo prometo. Aquí tienes este cheque en blanco, firmado por Mí. Yo respaldo cada paso que des, cada lucha, cada caída, cada intento.”
Cuando entendemos esto, cambia todo. Ya no estamos actuando desde el miedo, desde la escasez, desde la carencia. Estamos actuando desde la confianza, desde la conexión, desde la certeza.
Como dice el Baal Shem Tov, cuando el alma recuerda de dónde viene, nada la puede detener.
Kedoshim Tihyu: una promesa, no una exigencia

Este versículo está conjugado en futuro. No dice “Debes ser Kadosh” como una carga imposible. Dice “Serás Kadosh”. Es una promesa. Un destino. Una declaración divina sobre tu esencia.
Como enseñó el Sfat Emet, el alma ya es Kadosh desde su raíz. Solo está esperando que tú le des permiso para que esa luz salga a la superficie.
Cuando HaShem nos dice “Serán santos porque Yo soy santo”, no nos está diciendo: “Sean como Yo” en un sentido imposible, lejano, inalcanzable. Nos está recordando: “Ya hay algo de Mí dentro de ti. Solo tienes que recordarlo, cultivarlo y vivir desde ese lugar.” Y eso es lo más hermoso de esta doble porción.
Enseñanza Espiritual

Ajarei Mot nos muestra que incluso después del error, la caída, el dolor… hay siempre una puerta abierta. Siempre hay un regreso, un Yom Kipur, un abrazo esperándonos. Kedoshim nos recuerda que esa puerta de regreso no solo nos lleva al perdón, sino a la transformación. A una vida vivida con propósito, con ética, con alma. Una vida que no huye del mundo, sino que lo santifica.
Entonces, que esta semana podamos recordar que ser kadosh no es algo lejano, ni reservado para los tzadikim o los grandes sabios. Ser kadosh es una invitación personal. Es vivir con propósito, con sensibilidad, con emuná. Es confiar que, como un cheque en blanco, firmado por el mejor pagador del universo, HaShem ya puso en nuestras manos todo lo que necesitamos para cumplir nuestro rol.
No hay que tener miedo. No hay que desesperarse. Solo hay que recordar: somos hijos del Santo, bendito sea. Y si Él es Kadosh… entonces nosotros también lo somos.
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