A Semejanza de El Creador
- Luis Alfredo De la Rosa
- 19 dic 2024
- 2 Min. de lectura
En esta búsqueda de “desear” en vez de pedir, aprendemos que debemos dejar de buscar a El Creador fuera de nosotros, en un lugar poco familiar para nosotros.
Por el contrario a lo que se nos ha dicho, Los Cielos/Shamayim no son un lugar físico fuera de nosotros, sino un lugar muy íntimo dentro de nuestra alma y mente, por lo tanto cuando hablamos con El Creador, debemos dejar de buscarlo fuera y comenzar a encontrarlo dentro de nosotros.
Y es normal preguntarse: ¿Como así que buscar al Creador dentro de nosotros?
Para entender este concepto debemos dejar de mirar a la Torah (la Biblia para el mundo secular) como solo un libro de historias y comenzar a verla más como un libro de enseñanzas ocultas en las historias de personajes del pasado.
Leemos en el Libro de Bereshit/Genesis, que el Adam fue creado a Imagen y Semejanza de El Creador.
Y esta frase tan simple tiene una enseñanza muy profunda que quizás no alcanzamos a dimensionar cuando leemos una historia de un personaje llamado Adam. Imaginemos por un momento que estamos leyendo acerca de nuestra esencia, nuestras capacidades, quiénes somos realmente nosotros, nuestro Rol en la creación.
No somos D-os, pero somos seres divinos. Existe una parte divina dentro de nosotros… El nos insufló un “Alma de Vida/Nishmat Jaim”.
¿Porque buscar entonces hablar con una Fuerza que está fuera de nosotros cuando puedo hablar con “ESA” que reside dentro de mí? Para hablar con ese Creador no necesitamos palabras, necesitamos solo cerrar los ojos, visualizar, imaginar, necesitamos desear!!!
Una vez deseamos comenzamos a hablar el mismo idioma de El Creador, cuando deseamos hablamos “como El lo hace”. Desear es alienarnos con la Fuerza Creadora y Eterna, cuando deseamos algo, nuestros pensamientos se vuelven en decretos que nadie más que nosotros podemos bloquear. Incluso los Cabalistas hablan de que no existe un deseo sin que eso que se desea ya haya sido creado potencia para nosotros, y depende de nosotros el volverlo una realidad.
La Torah nos enseña que cuando El Creador creó al mundo la tierra estaba desolada, no había nada, el creó todo en potencia, La Tierra necesitaba del alguien para que transformara lo potencial en realidad a través del deseo, y para eso El Creador nos hizo a imagen y semejanza de Él.

El Zohar nos enseña que cuando entendemos que somos seres divinos, creamos una consciencia divina y entonces dejamos de usar palabras para pedir y suplicar, y comenzamos a utilizar el deseo para decretar y manifestar…entendemos que en el silencio de nuestra mente, en la tranquilidad de nuestro “lugar” existe un deseo divino que no necesita de una palabra para ser escuchado, existe un pensamiento que decreta, una certeza que afirma, crea, manifiesta y que construye realidades.
Pero para eso debemos dejar de pensar que necesitamos de algo externo y por el contrario concientizarnos que somos suficiente, estamos completos…fuimos creados a su imagen y semejanza porque lo divino dentro de nosotros es perfecto!!!
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