Día 4 del Omer – Persistencia dentro de la bondad - נֵצַח שֶׁבְּחֶסֶד - Nétzaj shebeJésed –
- Luis Alfredo De la Rosa
- 16 abr
- 2 Min. de lectura
Hoy meditamos sobre la constancia en el amor. La bondad no es solo un acto momentáneo de inspiración, sino una decisión diaria, incluso cuando el entusiasmo se desvanece. Nétzaj, que significa “eternidad” o “victoria”, representa la capacidad de mantenernos firmes, fieles, persistentes en nuestra entrega.
Nétzaj shebeJésed nos confronta con la pregunta: ¿Hasta dónde llega mi bondad? ¿Es solo cuando me lo agradecen? ¿Solo cuando todo es fácil? ¿O también cuando requiere esfuerzo, paciencia y repetición? El amor verdadero no siempre brilla. A veces, se construye en la rutina, en los pequeños actos, en no rendirse con el otro, ni con uno mismo.
Meditación práctica
¿Hay alguien en nuestra vida a quien le dimos amor… pero ahora estamos cansados de dar? ¿Nuestra bondad depende del resultado o de tu compromiso con el bien?
Pensemos en una relación o situación donde nuestro amor ha sido puesto a prueba por el tiempo o por la resistencia del otro. Pregúntemonos: ¿He renunciado demasiado pronto? ¿He confundido rechazo con falta de necesidad? ¿Estoy amando desde la constancia o desde la expectativa?
Ejercicio espiritual
Elijamos hoy un acto de bondad que requiera constancia: Una llamada que venimos postergando, una disculpa pendiente, un gesto hacia alguien con quien cuesta. Hagámoslo con intención: “No por obligación, sino porque el amor necesita ser persistente.”
Hoy hablemos con el Dueño del Universo, y pidámosle nos dé un corazón que ame con fidelidad y constancia. Que nos ayude a dar una bondad que no se rompe ante los desafíos, una bondad que persiste incluso cuando el otro no está listo para recibirla. Pidamos que nos enseñe a amar de una forma que sane heridas y construya puentes y nos de la fuerza para perseverar en el bien, en toda circunstancia.
Lección espiritual
El amor que perdura no es el que comienza con fuerza, sino el que sigue vivo cuando ya no hay aplausos. Nétzaj shebeJésed nos invita a ver la bondad como una carrera de largo aliento, donde cada paso, incluso los más pequeños, construye eternidad.
Nuestros sabios enseñan que la luz de Avraham Avinu brillaba no solo por su generosidad, sino por su perseverancia incansable en hacer el bien, incluso en tierras extrañas, incluso cuando no lo entendían.
Preguntas para la introspección
¿He abandonado relaciones o actos de amor por cansancio o falta de resultado inmediato? ¿Sé distinguir entre insistencia desde el ego y constancia desde el alma?¿Cuántas veces me he frenado de dar, por miedo al rechazo? ¿Estoy dispuesto a construir amor con el tiempo y no solo con emoción?

Conclusión
Hoy, en Nétzaj shebeJésed, aprendemos a amar con constancia. Aprendamos a entender que la bondad verdadera no se cansa, no se retira ante la dificultad, y no mide el valor del otro por su respuesta. El amor eterno es el que se levanta cada día y vuelve a elegir dar. Porque cada acto, aunque pequeño, deja una huella en la eternidad.
Nétzaj shebeJésed nos recuerda que la belleza de una bondad que no se rinde. Que cada paso firme hacia el otro, aunque no se note, es una victoria del alma.
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