Día 7 del Omer – Soberanía dentro de la bondad – מַלְכוּת שֶׁבְּחֶסֶד - Maljut shebeJésed

Maljut representa la soberanía, la dignidad, la capacidad de pararse con firmeza en el mundo y decir: “Yo soy”. Es la sefirá del liderazgo, del empoderamiento auténtico que no depende de controlar, sino de inspirar y sostener. En este séptimo día, Maljut se encuentra dentro de Jésed, enseñándonos que la verdadera bondad no anula ni disminuye a quien la ofrece, sino que lo hace más fuerte, más noble, más humano.

Amar desde Maljut es amar desde la integridad. Es decir: “Te amo, no porque lo necesite, no porque me falte algo, sino porque tengo tanto dentro de mí, que deseo compartirlo contigo.” Es dar sin perderse, servir sin rebajarse, entregar sin depender. La soberanía en la bondad es la expresión más elevada del amor que nace del alma plena.

Meditación Práctica

Piensa en una madre o padre que cuida a su hijo no solo con ternura, sino también con presencia, estructura y límites saludables. Su amor no es débil ni complaciente; es fuerte, real, digno. Así también HaShem nos ama: con compasión, pero también con la expectativa de que seamos lo mejor que podemos ser.

A nivel personal, cuando das desde tu esencia, desde tu convicción, el amor que entregas transforma el mundo. Tu presencia misma se convierte en bendición. No te minimizas por amar; te expandes.

Ejercicio Práctico

Haz un acto de bondad desde un lugar de empoderamiento. Dile a alguien algo que lo eleve, no solo que lo consuele. Da una palabra de aliento que conecte con su grandeza, no con su dolor. Y observa cómo eso también fortalece tu propia alma.

Pídele al Dueño del universo, que te de un corazón grande y digno por el bien que entrego, pídele que te ayude a amar desde un lugar de honor, para que seas un rey dentro de tu bondad.

Lección espiritual

Cuando el amor nace del alma empoderada, se vuelve invencible. Amar no te quita poder, te da propósito. Maljut shebeJésed nos recuerda que debemos amar con límites, con estructura, con respeto por uno mismo y por el otro. No todo lo que se llama amor es bondad; la verdadera bondad no te borra, te afirma.

Nuestros sabios enseñan que el rey verdadero es aquel que se domina a sí mismo. Así también, quien ama con conciencia, sin dependencia, sin anularse, actúa desde la realeza interior. Hoy se nos invita a amar sin miedo, sin manipulación, sin pérdida del yo.

Preguntas para la introspección

¿Me siento digno cuando amo? ¿He confundido alguna vez amor con autoanulación? ¿Cómo puedo amar sin desaparecer en el otro? ¿Doy desde un lugar de abundancia interior o desde la necesidad?

A nivel de conciencia…

Maljut shebeJésed representa el despertar de la dignidad interior al momento de amar. Es la conciencia de que el amor verdadero no se da desde la carencia, sino desde la plenitud del ser. Esta sefirá nos confronta con una gran verdad espiritual: sólo puedo dar auténticamente si primero reconozco y respeto mi propia alma.

Maljut es la expresión más baja del árbol de la sefirot, pero espiritualmente representa la más elevada capacidad: la recepción activa, la manifestación del propósito divino en lo terrenal. Cuando se une con Jésed, nace la conciencia de un amor que se manifiesta con autoridad espiritual, no con sumisión ni debilidad.

En términos de crecimiento interior, Maljut shebeJésed activa estas ideas:

Yo soy un canal del amor de HaShem y ese amor pasa por mí sin que yo desaparezca.

Mi presencia en el acto de amar es importante. No se trata de solo dar, sino de cómo me doy.

Ser soberano en la bondad significa amar con sabiduría, con límites, sin perderme en el otro.

Es la conciencia que afirma: “Soy digno de amar y ser amado desde quien verdaderamente soy.” Y también:“El amor que entrego honra mi esencia y no la esconde.”

Conclusión de la semana de Jésed

Hoy culminamos la semana de Jésed, la bondad. Siete días para pulir no solo cómo amamos, sino desde dónde lo hacemos. Aprendimos que el amor necesita disciplina, belleza, fortaleza, conexión, propósito… y dignidad.

Maljut shebeJésed cierra este ciclo recordándonos que solo quien es soberano de sí mismo puede amar verdaderamente al otro. No es el amor que nos esclaviza, sino el que nos hace reyes: en nuestro hogar, en nuestra alma y en nuestro vínculo con HaShem.