El Ego y La Serpiente
- Luis Alfredo De la Rosa
- 29 oct 2024
- 2 Min. de lectura
Según la Kabbalah la serpiente primordial de la que habla el libro de Bereshit - Génesis - no es una serpiente real, sino que habita en nosotros y es ni más ni menos que nuestra Inclinación al Mal, nuestro Yetzer HaRa, nuestro Ego.

Habíamos hablado que el Yetzer Hará, nuestra inclinación al mal, puede verse como un aliado en nuestro proceso de rectificación ko como un enemigo. Cuando nuestro estado de conciencia es básico, entonces sucumbimos a el placer de lo físico que trae la desconexión, el actuar de una forma no correcta. Pero cuando nuestro nivel de conciencia es elevado entonces entendemos que nuestro Yetzer HaRa nos muestra lo que debemos corregir, lo que no debemos hacer, no para que nos desconectemos sino para que recordemos las bendiciones que hay en hacer lo correcto, por ejemplo comer alimentos kosher, cuando estamos de viaje, o cuando no tenemos acceso a alimentos que tengan certificación kosher, podemos comer carne no kosher, o podemos comer ensaladas, cereales, legumbres y demás que aunque no tengan sello o supervisión sabemos que es poco probable que sean no kosher.
En el relato de la Torah también podemos ver como el Creador maldice a la serpiente (Nuestro Ego - Inclinación al mal) diciéndole que se arrastrará sobre su barriga y que comerá del polvo de la tierra. El Zohar explica que esto no debe entenderse como una maldición literal, sino que se refiere a nuestro trabajo interior espiritual.

Si nuestro trabajo espiritual, llámese dar Tzedakah (caridad), Comer Kosher (alimentos aptos), hacer Tefilah (oración), se hace a través del Ego, y no motivado por la búsqueda de crecimiento y elevación espiritual, entonces el resultado de ese trabajo será “polvo”, ese trabajo no llegará a elevarse sino que quedará arrastrándose en el plano material/fisico, no se logrará una conexión profunda con El Creador, no conectaremos con nuestra Esencia Divina.

Nuestro trabajo de crecimiento espiritual debe ser desde lo más altruista de nuestro ser, debe estar motivado por nuestro deseo de refinamiento espiritual, impulsado por nuestra búsqueda de ser uno con la Fuente de Luz Eterna, debe estar motivado por el deseo y el anhelo de convertirnos en dadores, en entregar amor, en ser más compasivos…de lo contrario seremos como la serpiente y viviremos arrastrándonos alimentándonos de el polvo de la tierra.
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