
Parashat Koraj: Entre la Elevación y la Amargura
- Luis Alfredo De la Rosa
- 27 jun
- 4 Min. de lectura
Esta semana recibí un regalo, un sueño que me trajo una profunda claridad interior. No necesitó palabras ruidosas, ni símbolos espectaculares. Solo una escena íntima, llena de sentido. Y al estudiar la Parashat Koraj, entendí que esta visión no era solo un mensaje, era una pregunta:
¿Y YO…Elijo elevarme o amargarme?
La parashá comienza con las palabras “Vayikaj Koraj” — “Y tomó Koraj”. Pero la Torah no dice qué tomó. Porque no fue un objeto, fue una actitud. Koraj se tomó a sí mismo, se separó, eligió la desconexión.
Y así comenzó su caída. La raíz es la misma, la dirección lo cambia todo
Hay algo profundamente simbólico en la historia de Koraj y Moshe. Ambos provenían de la tribu de Levi. Ambos descendían de hombres rectos, ambos nacieron con un alma elevada.
Si observamos las primeras letras de sus nombres y linajes, algo asombroso aparece:
• Moshe (מ), hijo de Amram (ע), hijo de Kehat (ק), hijo de Levi (ל) → Mem (40), Ayin (70), Kuf (100), Lamed (30) obtenemos un valor de 240 que en hebreo se simboliza con las letras ר y מ y estas letras pueden escribir Ram, que significa “elevado”.
• Koraj (ק), hijo de Itzhar (י), hijo de Kehat (ק), hijo de Levi (ל) → Kuf (100), Yud (10), Kuf (100), Lamed (30) → Primeras letras: ק (100), י (10), ק (100), ל (30) = 240
¡El mismo número! Ambos comparten el mismo potencial espiritual. 240 puede leerse como רם (Ram, elevado) o como מר (Mar, amargo).
Koraj y Moshe son dos caminos del alma. Dos opciones que todos tenemos. ¿Elijo elevarme —leromem— o me dejo llevar por la amargura —lehitmarmer?
La diferencia está en nuestra actitud

Moshe eligió mirar hacia adentro. No se enfocó en lo que los demás tenían, sino en cómo servir mejor. Por eso, cuando Koraj lo atacó, no respondió con gritos, sino con silencio y humildad. Cayó sobre su rostro. El decidió conectarse y hablar con Hashem. Esa es la verdadera grandeza: liderar sin querer ser más grande que los demás, es querer ser grande para poder ser mejor, un mejor lider, un mejor padre, un mejor esposo, un mejor proveedor. La verdadera competencia no es con los demás, es con nosotros mismos.
Koraj, por otro lado, no pudo ver su grandeza porque la buscaba afuera. Tenía riquezas, sabiduría, influencia. Pero no tenía paz. Porque estaba atrapado en la comparación. El “¿por qué él y no yo?” es el veneno que disuelve el alma.
Y ahí está la enseñanza más dura de todas: Podemos tener el mismo potencial que Moshe, pero terminar como Koraj… si no sabemos elegir.
Kadosh: no solo santo, sino completo
Koraj le dice a Moshe:
כִּי כָל-הָעֵדָה כֻּלָּם קְדֹשִׁים, וּבְתוֹכָם ה’
Ki kol ha‘eidah kullam kedoshim, u’vetocham Hashem. ”¡Pues toda la congregación, todos ellos son santos, y Hashem está en medio de ellos!”
Como quien pregunta: “¿Acaso no somos todos kadosh?” Pero realmente esta expresión nos hace ver que Koraj no alcanzaba a entender la profundidad de esta palabra. Kadosh no significa solamente “santo” o “puro”. Kadosh significa COMPLETO, Íntegro, Pleno., Conectado con su propósito.
Cuando reconocemos que Hashem nos dio una misión única, que nadie puede hacer lo que tú haces como tú lo haces, entonces dejamos de mirar al costado y empezamos a construir desde lo que tenemos.
Pero si solo miramos al otro, siempre sentiremos que algo nos falta. Y eso nos lleva a la tristeza, la frustración, la comparación, y finalmente… la amargura (mar). La raíz de la desconexión es olvidar que ya somos completos.
El Mensaje de esta semana
El sueño que tuve esta semana me enseñó que, aunque a veces parezca que estamos “detenidos”, con obstáculos que no entendemos, todo lo que necesitamos ya lo llevamos dentro. Solo hay que despertar a su valor.
A veces creemos que no podemos avanzar porque algo nos falta. Pero no es así. Lo que nos falta no está afuera. Lo que necesitamos es reconocer el valor de lo que ya tenemos.
Y eso fue lo que Moshe hizo. Moshe eligió la conexión, la elevación, el silencio, la humildad, el servicio. Y desde ahí… se volvió ram, elevado en todo.
Enseñanza para la vida
Esta parashá no es solo un relato del pasado. Es un espejo. Todos tenemos dentro de nosotros un Moshe y un Koraj. El Koraj que quiere más, que compara, que exige. Y el Moshe que sirve, que escucha, que se eleva.
El Koraj que se amarga. Y el Moshe que se completa.
La decisión es nuestra, cada día.
Que esta semana…Aprendamos a ver el La versión más elevado de cada uno de nosotros. Dejemos atrás la amargura que viene de compararnos. Recordemos que somos kadosh — completos, únicos y con propósito.
Hoy, tengamos la humildad de escuchar más y exigir menos. Caminemos hacia la plenitud, sabiendo que Hashem ya nos dio lo necesario para llegar.
Sigue soñando, sigue viendo, sigue elevándote. Y que cada visión te lleve a un paso más de conexión con tu alma y con tu Creador.
Shabbat Shalom!!!
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