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Yitro – La Revelación De El Creador

Actualizado: 15 feb


Esta semana la porción semanal que leemos se llama Yitro, en recuerdo de el suegro me Moshe, sacerdote de Midian. Una de las curiosidades es el nombre de la parashá. Y es que de seguro que, asi como yo, de las primeras preguntas es porque una porcion que contiene la revelación de Los Aseret Hadibrot (10 Enunciados o mal llamados 10 mandamientos), un evento crucial en la historia de nuestro pueblo lleva el nombre de Yitró, un Sacerdote que no era judío, incluso era un antiguo idolatra.

 

La respuesta la leemos cuando El suegro de Moshe se alegra por el pueblo judío y bendice a HaShem proclamando que él ahora reconoce que HaShem, el D-os de Israel, “es superior a todos los dioses”. Este hecho destaca la capacidad de transformación y cambio en cada individuo. Yitró, al reconocer la verdad y unirse al pueblo de Israel, simboliza la posibilidad de cambio y crecimiento espiritual. Al igual que Yitró, cada persona tiene la capacidad de superar su pasado y acercarse a HaShem. Este mensaje es especialmente relevante en el contexto de la entrega de la Torá, ya que subraya que la Torá está destinada a todos, independientemente de su origen o pasado.

 

La Gematría también nos da una razón quizás más clara de esta interpretación: Existe la equivalencia numérica entre “Yitró (616)” (יִתְרוֹ) y “HaTorá (616)” (התורה). Esta equivalencia sugiere que el proceso de transformación interno está intrínsecamente vinculado con la revelación divina.

 

EL Monte Sinai – El Lugar de la Revelación.


Ahora hablemos de la famosa entrega de los Aseret Hadibrot, los mal llamados 10 mandamientos. Lo primero que quisiera analizar es el lugar de los acontecimientos:  El Monte Sinai conocido en hebreo como “har Sinai” (הַר סִינַי). ¿Es Har Sinai un lugar majestuso, uno de los montes mal altos y hermosos  del mundo como para que Hashem lo hubiese escogido como EL LUGAR para manifestarse?

 

Y la respuesta es NO. No es ni el monte mas alto ni el mas majestuoso. Justo al lado de este encontramos el Monte Katerina, y una montaña más alta, es más el Monte Sinaí está rodeado por todos lados por montanas más altas que él. Entonces algo debe haber de especial acerca de este monte.

 

El Midrash (Bamidbar Rabbah 13:3) explica que HaShem eligió Har Sinai para entregar la Torah porque era una montaña pequeña y humilde. Esto nos enseña que la verdadera sabiduría y la elevación espiritual solo pueden alcanzarse a través de la humildad. Esto simboliza la necesidad de liberarse del ego y el orgullo material para recibir la luz divina. La verdadera grandeza no viene de la arrogancia, sino de ser un recipiente vacío que permite que la sabiduría fluya a través de él. Cuando una persona se anula a sí misma ante la voluntad de HaShem, se convierte en un canal de luz infinita.

 

El Monte Sinai simboliza, no solo un lugar fisico, sin también el momento en que el mundo físico y el mundo espiritual se entrelazaron completamente. Según nuestros sabios, Har Sinai es el momento en que los cielos se abrieron y la luz infinita de HaShem descendió sobre el mundo. La Torah no fue solo entregada, sino que se integró en la estructura misma de la existencia.

 

Har Sinai no solo representa un lugar físico, sino un estado de conciencia. Es el punto de transición desde Mitzrayim (Egipto, que representa limitaciones y esclavitud espiritual) hasta una vida basada en la Torah y la conexión con HaShem. Cada persona tiene su propio Mitzrayim (limitaciones internas) y su propio Sinai (momento de revelación). La vida es un proceso de salir de la esclavitud de las creencias limitantes y elevarse a una conciencia más elevada a través de la sabiduría de la Torah. En la vida de cada persona hay un "Har Sinai", momentos en los que experimentamos claridad y una conexión directa con HaShem. Estos momentos son oportunidades para alinearnos con la sabiduría divina y transformar nuestra conciencia. La entrega de la Torah no fue solo un evento histórico, sino un momento en que la realidad misma cambió. La Torah es un canal de luz que permite al alma recordar su propósito original.

 

Aseret HaDibrot  - La Revelación de HaShem

Y nos encontramos entonces con los Aseret Hadibrot, los mal llamados Diez Mandamientos. Estos son interpretados cabalísticamente como las 10 declaraciones divinas que establecen el orden del universo y reflejan atributos del creador, un concepto que dista de unas simples instrucciones sobre comportamientos específicos.

 

En toda la Torá, este es el momento en que HaShem se dirige directamente a todo el Pueblo, en lugar de a través de Moisés, su mensajero. Por eso, estas palabras son elevadas a un estatus especial: son expresiones de HaShem, directamente de la Fuente.

 

¿Como se vivió esta experiencia? Existen un sin número de Midrashim que nos ayudan a crear imágenes para describir el misterio de un pueblo entero que escucha simultáneamente la voz de HaShem, sin nadie preguntándole al vecino ¿Qué fue lo que Dijo? O ¿entendiste esa parte porque a mi no me quedo claro?  Uno de ellos (Shir HaShirim Rabá 5:11) enseña que en el Sinaí, HaShem pronunció la Aleph (א), la letra del silencio primordial, antes de cualquier palabra. Esta Aleph representa la esencia indivisible de HaShem, que trasciende el lenguaje humano.

 

La Aleph representa al 1, símbolo de la unidad divina que permea todas las cosas. Al vaciarnos de expectativas ("bitul" en jasidismo), nos hacemos receptivos al Aleph, permitiendo que la Torá se revele de manera única en cada alma.


La voz de HaShem es el sonido antes del sonido, la inspiración antes del pensamiento, y todo lo demás es interpretación. Los sabios de la Kabbalah nos explican que oír la voz de HaShem es radicalmente diferente de oír una voz humana. La voz de HaShem no tiene una ubicación precisa, sino que esta en todas partes. Dentro y fuera, arriba y abajo pierden todo significado cuando se trata de describir una presencia infinita. Por eso se utiliza el término “revelación” para la experiencia del Monte Sinaí: “revelar” significa “descubrir”, descorrer el velo.

 

Es por eso que en la tradición judía se nos pide constantemente que escuchemos las palabras de la Torá cuando estas son leídas. Como lenguaje humano, solo pueden señalarnos la voz de HaShem. Eso es lo que la Torá tiene por objeto hacer. Sin nuestra atención comprometida para escuchar la Aleph silenciosa de la que emerge la Torá, solo tendremos palabras impresas en una página, Tinta en un rollo de cuero de un animal muerto. No tendremos una Torá viviente, que es el lugar donde podemos escuchar la voz de HaShem.

 


Entender esto transforma a los 10 enunciados de órdenes estáticas, mandamientos arbitrarios a principios dinámicos, alineándose con el concepto kabalístico de "Hitpashtut HaEin Sof" (el despliegue del Infinito).

 

Curiosamente la Aleph es la primera letra de la primera palabra de los 10 enunciados,  Quizas uno de los enunciados menos entendidos y a mi juicio el mas bello de todos:

 

Yo soy el eterno, tu D-os, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos. “אָנֹכִי יְהוָה אֱלֹהֶיךָ אֲשֶׁר הוֹצֵאתִיךָ מֵאֶרֶץ מִצְרַיִם מִבֵּית עֲבָדִים…” es fundamental en el entendimiento cabalístico, pues establece la identidad y el propósito redentor de HaShem. Sin embargo el leerlo en español o en cualquier otro idioma le resta sentido a la frase.  

 

Analicemos la palabras una por una en el hebreo:

• “אָנֹכִי” (Anochi): 

denota totalidad, implica la afirmación de la unicidad absoluta del Creador y la integración del ser.

• “יְהוָה” (YHVH):

El nombre sagrado que denota la Majestuosidad de la vida en Desarrollo: “el que fue, El que Es y el que Sera”.


• “אֱלֹהֶיךָ” (Elohecha): 

Refleja la relación íntima entre el Creador y el individuo, indicando que la verdadera redención se alcanza al reconocer que uno es un reflejo de la divinidad

• “אֲשֶׁר הוֹצֵאתִיךָ” (Asher Hotzeiticha):

 Destaca el acto redentor, donde la liberación de la opresión (representada por la esclavitud en Egipto) es el primer paso hacia la transformación espiritual.


• “מֵאֶרֶץ מִצְרַיִם” (Me’eretz Mitzrayim):  Simboliza la transición del estado de servidumbre y limitación hacia la libertad espiritual.

• “מִבֵּית עֲבָדִים” (Mi’beit Avadim): 

Refiere a la situación de esclavitud y la necesidad de liberación interna, un proceso que es el preludio para la recepción de la luz divina.

 

Rabi Moshe Ben Maimon, El Rambam, establece este enunciado cómo la primera de las mitzvot, a pesar que este no es la primera mitzva que aparece en la Torah. Y aprendí que es el primero por que si entendemos su significado todas las demás mitzvot serán una elección, o una imposición si no lo entendemos correctamente. Si leo que existe alguien diciéndome que El es D-os y que TENGO que amarlo, entonces todo lo que viene de acá en adelante será un tratado de obligaciones, mandatos y prohibicione. Pero si entiendo que soy uno con El, y que El Es Vida, que El Es todo y parte de Mi, entonces no estaré obligado a amarlo ni a seguir sus órdenes, sino que lo amaré inherentemente, entonces escogeré hacer las mitzvot, porque cada mitzva es una conexión - mitzva en hebreo no significa mandamiento, significa un estado de conexión, y lo que menos voy a querer es desconectarme de la Luz que da Vida, no voy a querer dejar de estar unido a La Energía Creadora porque esa energía ES SOLO DAR!!!!


El análisis místico sostiene que la traducción tradicional a cualquier idioma de este enunciado ha sido insuficiente para captar su profundidad. La enseñanza es que cada palabra es una invitación a reconocer la verdadera identidad del ser humano como co-creador con el Creador, y a comprender que la redención no es solo un acto histórico, sino un proceso continuo de transformación interna que se refleja en cada uno de los Diez Enunciados.


 

Para cerrar el estudio de esta semana quisiera citar una interpretación de este anunciado que me ha cautivado desde que la escuche, y quizás al no recordar donde, no puedo traducirlo textualmente y quizás pierda sentido pero intentare ceñirme a lo que la memoria me permite recordar:

 

Soy El Despliegue del Infinito, Soy todo y Soy Tu, Soy quien te sacó del mundo de la limitación y la esclavitud para, al servirme, poder darte todo y que tu estes en una relación de unión conmigo.

 

Entender esto nos hace unir nuestro Corazón y nuestra Mente, creando “El Puente” hacia la Transformación Interior.  Una de las enseñanzas cruciales en la Parashá es la necesidad de unir el corazón y la mente para transformar el “deseo de recibir” en un “deseo de otorgar”.

 

Esta unión se expresa, según la tradición mística, en la capacidad de controlar los pensamientos y canalizar las emociones hacia un fin superior. Entender esto es ver que el primer enunciado no es solamente una declaración de fe, sino un llamado a integrar el intelecto con las pasiones del corazón para que el individuo se convierta en un canal de la Luz Divina.

 

Esta integración se refuerza a través de las prácticas que promueven el control de los pensamientos como la meditación, la hitbodedut y la Tefilah. El puente entre el corazón y la mente es, en definitiva, el camino hacia la verdadera redención y el despertar espiritual, pues permite que el individuo no solo reciba la luz divina, sino que la irradie, cumpliendo así su papel como co-creador.

 

Y tú ¿Te atreves a dejarme tu interpretación de cualquiera de los 10 Enunciados?

 
 
 

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